La fachada de un establecimiento comercial -sea este una tienda de ropa, un restaurante o una clínica estética- es el primer gran reclamo para captar la atención del público y transmitir una imagen de marca muy concreta. Por ello, todos los elementos de los que consta deben estar cuidadosamente elegidos: la pintura decorativa exterior, el posible toldo que tenga instalado, el montaje de los escaparates y, cómo no, el rótulo que permita su identificación. A propósito de este último elemento, hoy nos gustaría compartir contigo lo que nosotros consideramos el decálogo del buen rótulo. O lo que es lo mismo, unas características básicas que todo rótulo debe reunir para cumplir su misión con efectividad tanto en términos estéticos como funcionales. Ahí van los puntos básicos que siempre debes tener en cuenta.
¿Cómo debe ser un buen rótulo?
1.- Debe tener un tamaño adecuado:
Un buen rótulo debe poder verse y leerse a cierta distancia, ya que uno de sus objetivos es dar visibilidad al negocio que nombra. Por eso, necesita un tamaño mínimo para ser visto y leído, al menos, a 20 metros de distancia. Se trata de una de las normas no escritas que deben respetarse.
2.- Debe usar una tipografía corporativa pero siempre muy legible:
Además, un buen rótulo no solo debe verse sino que siempre debe leerse. Y por eso es importante que sea sencillo y que tenga una tipografía que garantice al 100 % su legibilidad. Lo normal es que la tipografía del rótulo sea la corporativa de la marca o el negocio, aunque si esta no resulta adecuada, entonces quizás sea necesario recurrir a otra alternativa que, sin perder la esencia estética del negocio, contribuya a una mejor legibilidad.
3.- Debe utilizar colores que lo hagan más funcional:
Como ocurre con la tipografía, lo normal es que los colores elegidos para el rótulo sean los corporativos de la imagen de marca de la empresa o del negocio, pero siempre deben aplicarse con inteligencia para que contribuyan a que el rótulo sea más bonito, más visible y más legible. Es importante jugar con tonos y volúmenes en función del color de fondo de la fachada o de la puerta sobre la que se halle dicho rótulo. La cuestión es que los colores deben contribuir a mejorarlo, nunca a hacerlo menos visible o legible por bonitos que sean.
4.- Debe estar elaborado con materiales muy resistentes:
Es evidente que un rótulo exterior está sometido a la constante incidencia de agentes climatológicos como la lluvia, el viento, el sol, la humedad… que pueden deteriorarlo, rebajarle su color, hacer que surjan grietas… salvo que esté fabricado en materiales resistentes que soporten bien el paso del tiempo y la acción de esos agentes meteorológicos. Elegir rótulos corpóreos con fresados, metacrilatos, PVC o vinilos son opciones que aseguran una mayor durabilidad y resistencia al paso del tiempo.
5.- Debe integrarse bien en la fachada y en la línea estética general del negocio:
El rótulo es una parte fundamental de la estética de un local comercial y juega un papel clave en su decoración general, de ahí que tenga que resultar bonito en términos visuales. Debe tener un diseño original y equilibrado a nivel ornamental y, lo más importante, estar bien integrado en la fachada en la que se encuentra.
Lo habitual es que el rótulo siga la línea de diseño de la imagen corporativa del negocio en cuanto a forma, colores, iconos, estilo… Pero como te decíamos, hay casos en los que será necesario adaptar esa imagen corporativa para que el rótulo resulte fácil de producir, de leer y de encajar en el exterior del local. Además, un buen rótulo debe ser elegante, llamativo y original.
¿Qué te parece este decálogo básico del buen rótulo? Como decíamos este elemento, junto a otros como los vinilos para escaparates de tiendas, resultan cruciales en la imagen exterior que proyecte un negocio para que resulte atractivo a los potenciales consumidores o clientes. Y en Grupo Ariza podemos ayudarte ya que nos encargamos del diseño, producción e instalación de elementos decorativos, corporativos y de PLV. ¡Llámanos!